miércoles, 19 de marzo de 2008

Izando la velas

Hay tres cosas en esta vida que me resultan difíciles. Una de ellas es expresar mis sentimientos de forma clara. Otra es enfadarme. Y la tercera despedirme.
Una vez has superado el miedo a lo desconocido, controlado el vértigo que te da la aventura y cuando ya te has convencido de que merece la pena el salto, es el momento de izar velas.
Es ahora cuando recuerdas los buenos momentos que has pasado con la gente, esas personas que han evolucionado desde desconocidos a esenciales en tu vida. Recuerdas las causas que te hacen partir. Que te ofrecen doblones de oro, nuevas rutas y que en este puerto ya he llegado al punto más alto. Pero la balanza no te garantiza que eso pese más que las risas y la amistad que vas a dejar en tierra.
Cada nueva aventura implica un riesgo de fracaso, por leve que sea. Un miedo a que "El Dorado" no esté al final del río.
Pero como dice otro viejo lobo de mar: " Sin riesgo no hay gloria".
Una vez que el contramaestre está avisado, comienza la aventura. El día uno comienza la nueva singladura. Seguiré informando desde esta bitácora.